SUMARIO
LAS
EPIDEMIAS
- LA GRIPE.
Hubo una epidemia de
gripe a primeros del siglo XX, eran tantos los fallecidos que no daba tiempo
a enterrarlos; al morir los llevaban inmediatamente al cementerio para que no
se contagiara nadie. Se dice que cuando posteriormente sacaban algunos restos
de personas, los encontraban boca abajo, porque los enterraban aún vivos y
habían tenido movimiento después de enterrarlos.
- LA TUBERCULOSIS.
Eran los años de la
guerra y posteriores, y casi toda la juventud sufría dicha enfermedad, bien
varones o hembras. La tuberculosis se presentaba casi siempre al cumplirse
los 15 o 20 años, y fallecían después de largos tratamientos, no habiendo
medicamento para curarla; se dio el caso de que falleció una familia entera
que vivía en la calle Morón: el padre, la madre y los dos hijos, todos
contagiados de dicha enfermedad.
- LA VIRUELA.
Recién acabada la
guerra, vino a la Puebla
una gran epidemia de viruela, y raro era el personal que no llevara la cara y
las manos llenas de cicatrices. Las autoridades organizaron un hospital en
los colegios Santa Ana, donde eran ingresados los enfermos; se dio el caso de
que hubo varios fallecimientos.
- EL PIOJO VERDE.
El piojo verde fue
una pequeña ráfaga de tifus sin importancia, que no produjo víctimas
mortales: era un malestar ligero. Según parece, esta enfermedad era de origen
militar.
LOS
ACCIDENTES
“LA P…”
La P…
era una mujer pobre, ama de casa y muy trabajadora, que tenía una viña.
Estaba cierto día lavando la ropa y haciendo la colada con una candela
encendida, como era habitual, pero se acercó tanto al fuego que las llamas le
prendieron el delantal. Esta, en vez de quitárselo, se lo echó por las
espaldas, prendiéndole el fuego por todo el cuerpo, falleciendo
posteriormente por las graves quemaduras que había sufrido. Un vecino que
pasaba por el lugar, llamado “el Tío Morón”, recogió el cadáver y
lo transportó en un burro a su domicilio.
Este suceso ocurrió sobre el año 1920 o posterior.
SE QUEMA UNA CRIADA
Este desgraciado accidente, similar al anterior, ocurría
en la calle Marchena nº 24. La infortunada criada, cuando hacía la colada en
la casa antes dicha, se acercó tanto al fuego que prendió en la ropa, pero en
vez de intentar apagar dicho fuego corrió gritando y dando vueltas por el
corral, cosa que facilitaba más aire al fuego y lo activaba más y más. Los
señores, al tener cerrada la puerta que comunicaba con la casa, no se
enteraban de lo que ocurría, pero los vecinos sintieron los gritos y acudieron,
alarmando a dichos señores. Estos, al abrir la puerta con dicho corral,
encontraron a la desgraciada mujer envuelta en llamas y le echaron una manta
por encima, pero cuando se la quitaron ya había fallecido por las graves
quemaduras recibidas, a pesar de estar mojada la manta.
Dicho suceso ocurría entre la primera y la segunda década del siglo XX.
A. M. L.
Era el mes de junio
de 1963, cuando A. M. L., con domicilio en la calle Virgen de los Reyes,
enciende una hoguera en su corral. Cuando dicha hoguera está bien
encandelada, se sienta sobre ella, recibiendo graves quemaduras. Fue
auxiliada por los vecinos, que acudieron por el mal olor que había en el
lugar, pero tras ser trasla¬dada a Sevilla, falleció.
R…
Aproximadamente
ocurrió sobre los años mil novecientos setenta. Un hombre llamado R…
marchaba montado en una mula gris por la carretera del cortijo del Caracol,
cuando el teniente de aviación Quincoces intentaba aterrizar en dicho
cortijo, ya que era novio de la hija del dueño del cortijo, Eugenio Benjumea.
Fue abatido el citado R… por el avión que pilotaba el teniente
Quincoces, falleciendo en el acto.
(El teniente Quincoces falleció posteriormente al arder el avión que
pilotaba; su cuerpo fue trasladado a la parroquia y enterrado en el panteón que
los Benjumea poseen en dicha parroquia.)
A…
El día
11 de Septiembre de 1962 venía de Sevilla A…
subido en una moto, acompañado de un amigo. Parece ser que habiéndose tomado
un helado momentos antes le pudiera dar un corte de digestión; por tal motivo
perdió el control de la moto y se salió de la carretera, con tan mala fortuna
que chocó contra un árbol falleciendo instantáneamente. El acompañante salió
ileso.
Esto ocurría en la Venta
de la Liebre. Su
muerte fue muy sentida ya que se trataba de una persona excelente y un buen
cantaor aunque no fuera profesional. Dejó viuda y varios huérfanos pequeños.
J. F.
El maestro nacional J. F. muere a causa de
escapársele un tiro de la escopeta al saltar un arroyuelo en una cacería.
Esta desgracia ocurrió en el mes de septiembre de 1970.
Era natural de Osuna y estaba casado con una señora de la Puebla llamada de
apellido C.
MANOLO
“T…”
Era el día 1 de Mayo de 1995,
cuando Manolo regresa en moto de su huerto en la carretera de la autovía. Al
llegar al puente de la carretera de Osuna, parece ser que se le avería el
motorcillo de la moto, e intenta arreglarlo en el borde de la carretera,
junto al río Corbones, pero tal vez dio un traspié, -no hay certeza de que
sufriera ningún desvanecimiento- o resbalara, y cayó junto con el vehículo
por el terraplén. Cayó con la moto encima, y así estuvo cinco horas
inconsciente, hasta que unos niños lo encontraron y dieron cuenta al cercano
taller de Chía, siendo trasladado inmediatamente al hospital de Osuna. Allí
diagnosticaron los médicos que no tenía importancia el accidente, que pronto
le darían el alta. Pasó la noche tranquilo, y a las nueve de la mañana
fallecía, inesperadamente.
R…
Era el 15 de diciembre de 1990
cuando la joven R… viajaba en coche en compañía de su novio y unas
amigas para visitar una discoteca a un pueblo cercano. Sin saber cómo
ocurrió, el coche empezó a dar vuelcos y tumbos, se abrieron las portezuelas
y salieron despedidos ella y el novio. R… sufrió graves contusiones en
la cabeza por las que falleció en el acto, mientras que el novio salió ileso.
Fue una muerte muy sentida, ya que pertenecía la infortunada joven a una
buena y distinguida familia de la
Puebla, contando solamente diecisiete años de edad.
F. J.
Corría el año mil novecientos cuarenta y tantos, cuando
F. J. le instalaba la luz eléctrica en el rancho que tenia su padre en
la Fuenlonguilla.
Éste se subió a un palo amarrándose a él, sin darse cuenta de que el palo
estaba podrido, por este motivo cayó al suelo dicho palo junto con F. J.,
siendo tan grande el golpe que se dio, que falleció instantáneamente.
M. D.
El joven M. D. resultó electrocutado cuando
trabajaba en el pantano como electricista, al conectar unos cables de alta
tensión. Era la fecha del año 1990.
Su muerte fue también muy lamentada, porque se trataba de un noble muchacho,
de buena familia, y que preparaba su próximo enlace matrimonial.
L.. P.
Era el día 29 de marzo de 1991 cuando venia de
Paradas L. P., de enseñarle unos caballos a un sobrino, en un coche conducido
por un amigo de éste. El coche pinchó una rueda en la carretera de Sevilla;
cuando se bajan para arreglar el pinchazo, L. P. tiene la desgracia de que,
al salir del vehículo, venia otro coche a gran velocidad que no se dio
cuenta, y fue atropellado mortalmente, falleciendo en el acto.
Su muerte fue muy sentida ya que era una persona muy simpática y agradable
con todos.
LOS
AHOGADOS
- M…
Corría el año 1933,
cuando va a bañarse el llamado “M…” a la Suilla que hubo en el
antiguo puentecillo del camino detrás de la parroquia. Este buen muchacho
llegó a dicha Suilla, se desnudó y se metió en el agua, pero tardaba mucho
tiempo en salir; a los amigos que le acompañaban, ya les parecía demasiado el
tiempo que llevaba en el agua. Al llegar a ver qué le pasaba, observaron que
en el agua había una rueda de hierro de un carro, entonces se dieron cuenta
de que al tirarse al agua se había dado un fuerte golpe en la cabeza,
falleciendo en aquel momento.
- C. J.
Era en los tiempos de
la posguerra, cuando aparece C. J. ahogado en la Sua. Este buen hombre
se dedicaba a vender sal con un carrito tirado por un borriquillo, con el
cual repartía la sal a domicilio.
Su muerte fue muy sentida, aunque no se supo las circunstancias de tal
fallecimiento.
- DOS NIÑOS
Era el año 1949.
Fueron a pescar al río dos niños de 12 y 13 años, uno hijo de
“Ch..” y el otro de C. L. el zapatero. Estando pescando se
resbaló uno y cayó al río; el compañero, al ver que se ahogaba se tiró a
salvarlo, pero como ninguno sabía nadar, perecieron los dos ahogados. Esto
ocurrió en el río Corbones en el lugar de la Huerta Primera.
- S. J.
En la década de 1960 a 1970, S. J., ya
anciano, labraba un mataje, cerca de la finca de los Santos, cuando se
presentó inesperadamente una gran tormenta con una tromba de agua. El anciano
fue arrastrado por las aguas lejos del lugar, encontrándose su cuerpo ya
cadáver.
- S. M.
S. M. aparece ahogado
en una charca. Este accidente ocurrió en la Suilla: al atravesar un arroyito cayó en un
charco de agua y, tal vez por estar embriagado, ya que bebía mucho alcohol,
no pudo valerse de su persona. A su lado estaba su correa, parece ser que iba
a dar de cuerpo, aunque también se decía que pudiera haberle dado un infarto.
Esto ocurrió en el año 1967.
- A. J.
Cuando se bañaba en el río Corbones cerca de la Sua A. J., de sólo 14
años de edad, se desnuda y se tira al agua, no saliendo más a flote; trabajo
costó encontrarlo, pero ya era cadáver. El motivo parece ser el haber sufrido
un corte de digestión.
Esto ocurría el día 18 de marzo de 1978. El infortunado joven pertenecía a
la banda de cornetas y tambores, y al salir la banda la primera vez después
de su muerte, el sitio que ocupaba en ella no se ocupó por nadie.
- OTROS AHOGADOS
También se ahogó en la Sua,
en el año 1916, un tío de F. el de la
T. con 16 años.
En los tiempos de la posguerra se ahogó, igualmente en la Sua, una hija de J. J. P.,
ya mayor.
LOS
SUICIDIOS
LA HIJA DEL SARGENTO
Era el año 1926
cuando A. T., hija del sargento de la Guardia Civil, se
tira al pozo en los lavaderos de Ana “Monea”, por no permitir su
padre que tuviera amores con el hijo de V., al que ella quería para casarse
algún día con él. El padre no la dejaba salir a la calle y la tenia muy
vigilada, hasta que cierto día, ya desesperada, se tiró al pozo de cabeza, y
cuando la sacaron ya era demasiado tarde: había perecido ahogada.
R. A.
Era el año 1945 cuando R. A., hijo del guardia municipal
del mismo nombre, coge el arma de éste y se va al campo en busca de la novia.
Al verla, le dispara y la hiere en el pecho, y al creer que la había matado,
se suicida dándose un tiro en la cabeza a consecuencia del cual fallece
inmediatamente.
Esto lo había hecho por celos, por el amor que le tenía a la novia.
LOS AHORCADOS
Ahorcados ha habido muchos en la Puebla -se rumorea que
las aguas del lugar provocan esta clase de suicidio- y si se mencionara a
todos resultaría una lista interminable, por ello solamente vamos a señalar
algunos de ellos. Casi todos se ahorcaban en los olivos de
“Panihigos”, y tenían que ser trasladados a Marchena por ocurrir
el suceso en el término de dicho pueblo.
- “LA L…”
Corría el año 1924,
cuando “la L…”,
que estaba en víspera de casarse, con el cuarto y el ajuar ya preparados, le
dice a su madre que se quiere acostar en la cama de novia. Entonces le dice
la madre: No te acuestes en la cama de novia, que no está bien hasta que te
cases. La madre se distrajo en otros quehaceres, y cuando fue a la cocina a
darle una vuelta al puchero se dio con los pies en la cabeza, pues la hija se
había ahorcado en la cocina, sin conocerse el motivo.
- LOS HERMANOS
“L…”
Corría el año mil novecientos treinta y tantos,
cuando los hermanos L…, de unos veinte años de edad, sin familia, algo
embriagados, enfermos y despreocupados de su aseo personal, amargados y
desesperados, acuerdan quitarse la vida juntos.
Fueron y compraron una botella de aguardiente en la antigua taberna de la Abundancia, cogieron
la carretera de Morón, llegaron al olivar, se sentaron debajo de un olivo y
se bebieron el aguardiente. Seguidamente cogen un cordelillo que ya llevaban
preparado de antemano, hacen un lazo corredizo en cada extremo del cordel y
se suben los dos al olivo; se meten por la cabeza el lazo y se tiran al suelo
uno a cada lado de la rama, ahorcándose inmediatamente y sirviéndose de
contrapeso ambos hermanos.
Así se pudo ver el trágico cuadro de dos hermanos desgraciados colgando de un
olivo, y en el suelo una botella de aguardiente vacía.
-
“CH…”
Era en los tiempos de la posguerra, cuando P.
L., alias “Ch…”, venía cargado de mercancía de contrabando
transportada por una bestia, cuando distinguió a lo lejos una pareja de la Guardia Civil, los
cuales no lo habían visto a él. Pero a este buen hombre se le cerró el mundo,
y él creía que lo habían descubierto, pero no fue así. Entonces abandonó el
burro y la mercancía todo lleno de pánico, y se presentó en el bar que tenía
su hijo, empezando a convidar a todo el personal, y repartiendo tabaco en un
estado de gran nerviosismo. Alguien le preguntó: ¿Hombre, te vas a ahorcar?
Efectivamente, así fue: buscó un cordelillo y se fue a Panihigos, colgándose
en un olivo y perdiendo la vida.
El burro con la mercancía se presentó él solo en la casa donde habitaba el
pobre Andrés.
-
“P…”
En el año mil
novecientos ochenta y tantos se ahorca, el mismo día de Viernes Santo, L. G.
“P…”, a la salida de Nuestro Padre Jesús de Nazareno. El
motivo parece ser que, siendo tan jesuita como era, no pudo soportar el ver
que los costaleros, que entonces eran costaleros de pago, se negaban a sacar
el paso de Jesús porque querían cobrar más dinero.
- “T. el de la P.”
“T. el de la P.” era un buen
hombre, ya marcado, que tenía una tienda en la Plaza del Cabildo, donde
está hoy instalado el Banco de Andalucía. Este hombre tenía tantos débitos
que no los podía pagar, y ya un día desesperado, se quitó la vida
ahorcándose.
Este hombre tenía fama de vender garbanzos muy selectos.
- OTROS AHORCADOS
Sobre los años 1930 se ahorca M.V.T.,
inmediatamente después de su boda. Esto ocurría en la misma casa de los
novios, tras echarse las bendiciones.
El motivo parece que fue que su novia no quería consumar el hecho
matrimonial.
En el mismo olivo que
se ahorcó M.V.T. se ahorca posteriormente el llamado “C. la M.".
Un hombre llamado
C... aparece al final del año 1936 ahorcado en los olivos de la Coronela, ya convertido
en esqueleto, porque llevaba tiempo ahorcado, y había sido dado por
desaparecido. El motivo fue que sus hijos estaban complicados en asuntos
políticos y él temía lo peor.
En los años de 1940
al 1950 se ahorca en Osuna D.V.T, El motivo, según se opinaba, era la venta
de terrenos. En este caso ocurría una anécdota curiosa: estando reunidos
varios vecinos de Osuna, entre ellos el jefe de orden publico, y comentaban
entre ellos el caso del ahorcado; en esos momentos llega a la reunión C. G.,
natural de la Puebla,
que tenia un garaje en Osuna, con mucha satisfacción para dar la noticia de
que por fin se había ahorcado un vecino de Osuna. Enseguida le contestaron
que no era de Osuna sino de la
Puebla, quedándose C. G. estupefacto y sin saber qué decir.
En el año 1949 se
ahorca R. G. en los olivos de la carretera de Morón. Exactamente en el mismo
lugar, se ahorca cuarenta y un años después su hijo R., enfermo de los
nervios.
En el año 1981 se
ahorca M. M. en pleno día, en una ventana de la Barriada Pío XII.
LOS
CRÍMENES
EL CRIMEN DE LA ANCIANA
Esto ocurría en la
calle Sol, aproximadamente sobre el año 1920 o posterior, cuando ya cansada
esta anciana de Morón de echar una vez y otra a los niños de su puerta porque
la molestaban mucho con sus juegos. No sabiendo qué hacer porque no le hacían
caso, cogió una escopeta y, para asustarlos, le apuntó a uno de ellos,
teniendo la desgracia de que dicha escopeta estaba cargada, disparando e
hiriendo a un niño en la cabeza, el cual falleció en el acto.
La anciana fue detenida y encarcelada inmediatamente.
EL CRIMEN DEL
CH.......
Este crimen aconteció también sobre el año 1920
en la calle del Cherito, cuando el buen hombre del Ch… mata por
equivocación a su cuñado B. de varias puñaladas -la víctima señalada por él
era otra,- quedando el Ch.... detenido y encarcelado, sufriendo condena fuera
de la Puebla.
El motivo de este crimen fue un problema que tenía a cuenta
de las vacas.
UN NIÑO QUE TIRAN AL
POZO
Corría el año 1924,
cuando había una tienda en la calle de la Cruz cuyo dueño tenía una hija que a su vez era
la amante de un señor de Morón. La hija quedó embarazada, dando a luz un
niño, y como en aquellos tiempos esto se consideraba una vergüenza siendo
soltera, acordaron tirar al recién nacido al pozo de Canilla, junto a la
carretera de Morón. Así lo hicieron, pero al poco tiempo resultaba extraño lo
que pasaba cuando los animales iban a beber agua de dicho pozo se echaban
atrás y no bebían: no querían el agua de aquel pozo. Entonces investigaron a
ver el motivo, y sacaron del fondo del pozo un cajón que contenía un pequeño
cadáver. Se investigó de quién pudiera ser, y descubrieron que era de la familia
antes mencionada. Fueron detenidos y enviados a la cárcel, cantándose una
canción dedicada a ellos, cuya letra decía así:
De
la tienda de los cuernos
venimos a informar
de una cosa fatal.
La J… ha dado a luz
a un hijo de su sangre
su padre ¿dónde estará?
En
el pozo de Canilla
junto a la carretera
camino de Morón
se ha encontrado un angelito
en el fondo metido en un cajón
pero la infeliz de la abuela
el padre un criminal,
con mil engaños
saco a la criatura,
y ella dice que lo iba a criar.
El
criminal del volante,
no pagaría con la cabeza
lo debían de fusilar
para que no entre
más en la Puebla.
Y así termina esta
historia
EL CRIMEN DE LA CALLE SAN PATRICIO.
Era el año 1937
cuando un tal llamado M… asesinó de varias puñaladas a su mujer. Ésta
había sido viuda, y hacía poco tiempo que se había casado o se había juntado
con él. M… fue detenido y encarcelado en el penal de Santoña, donde
terminó sus días.
EL CRIMEN DE LA CALLE MOLINOS.
Este crimen ocurría
en el año 1946. Un hijo de “P. el Zapatero”, que vivía en la
calle Molinos, se volvió loco de repente y fue a ver a su hijo pequeño, que
se encontraba con su abuelo; de pronto cogió una chaveta de la banquilla
donde trabajaba el padre, y le asestó varias puñaladas en el cuello, degollando
al niño, que fallecía en el acto. Posteriormente se da él también varios
cortes con la intención de suicidarse, quedando gravemente herido y
falleciendo pocos días después del terrible crimen.
EL CRIMEN DE LA
“VIEJA LA HACHA”
Este crimen ocurrió en el cortijo de Reja Plata
sobre los años mil novecientos cincuenta. “La Vieja de la Hacha” era una
anciana que asesinó a su marido cuando se hallaba dormido, y, para hacer
creer que no era ella la causante, se amarró a una estaca, como demostración
de su inocencia.
Sin embargo, habiendo aclarado la policía que ella era la asesina, fue
detenida y encarcelada, falleciendo ya en la prisión.
EL CRIMEN DE LA GERENA.
En los años mil
novecientos setenta y tantos aparece en la casilla de “Manolete”,
cerca de la Gerena,
el cadáver de un buen hombre que vivía en Raspapelo, llamado R. A., con un
tiro de escopeta en la nuca. Este hombre es asesinado en Raspapelo y
posteriormente trasladado a la casilla antes mencionada, donde fue
encontrado.
R. A. era una excelente persona que no se merecía este final. No se ha
encontrado a los autores del misterioso crimen, pues este buen hombre no
tenía enemigos conocidos; su muerte sigue siendo una incógnita.
EL CRIMEN DE LA CALLE MESONES
Este aconteció en el mes de septiembre de 1977,
cuando aparecieron degollados en su domicilio de la calle Mesones un ciego y
su hermana, salvándose el otro hermano, que dormía en otra habitación y no
oyó nada, por tomar sedantes para dormir ya que estaba falto de sueño.
No se sabe el motivo del crimen, pues no hubo robo ni se echó en falta nada
en la casa. Hasta la fecha no se ha descubierto al criminal.
MUERTE DE UN GUARDA
JURADO
Cuando caminaba por
la vereda de una viña, el guarda jurado T. J. M., manco de un brazo, de unos
cincuenta años de edad, recibió un tiro, por el cual cayó herido mortalmente,
falleciendo en el acto. El motivo del hecho fue que al causante del acto
criminal le habían robado unos cereales, y éste, indignado, se desahogó con
el primero que pasó por el lugar donde se cometió el robo; teniendo la mala
suerte de pasar dicho guarda jurado, el cual pagó la culpa ajena.
Su muerte fue muy sentida, porque era un buen hombre, y además dejaba varios
hijos sin padre.
OTROS
SUCESOS CÉLEBRES
LA CATALEPSIA
J. M. B., una anciana
con domicilio en la calle Guadalupe, cae enferma de trombosis cerebral. Es
trasladada al hospital de Sevilla, volviendo desahuciada, entra en coma y
fallece a primeros de febrero de 1928. Certifica el médico de cabecera su
defunción, el coche fúnebre esperando en la puerta la hora de su traslado al
cementerio, van los hijos a darle el ultimo beso de despedida, cuando
observan que la madre está con calor y abre un ojo con lágrimas. Entonces se
suspende el entierro y se avisa al medico de cabecera, y dice éste que de
momento la tapen con sábanas y la dejen a ver que pasa, pero sigue la cosa
igual, y entonces ordena el médico, director de sanidad, que sea enterrada
Posiblemente estaba clínicamente muerta, pero también puede ser que fuera
enterrada viva.
UN RAYO EN LA CALLE SOL
“Eres más malo
que el rayo que mató a E…”. Esto era un refrán que se decía con
ocasión de haber caído un rayo en la calle Sol.
Sobre los años mil novecientos veinte había un señor llamado E…,
administrador de un tal señor llamado F…; éste había construido el
molino de Fuentes en la calle Sol. El llamado E… trabajaba en la oficina
que tenía F… en los altos del molino, cuando se presentó una tormenta,
y este señor se asomó a la calle a observar la atmósfera, teniendo la
desgracia de caerle una chispa eléctrica del rayo, falleciendo en el acto.
OTRO RAYO EN EL
HUERTO GUISADO
Era también el año
1946, cuando estaba F. O. en el Huerto Guisado con su mujer y sus hijos
alrededor de la chimenea en la lumbre. Entonces se presentó una tormenta,
teniendo la mala fortuna de entrar una chispa eléctrica por la chimenea,
terminando con la vida de la esposa de F. O. Ésta falleció en el acto, no
pudiéndose hacer nada por su vida, a pesar de darse la casualidad de
encontrarse en el mismo lugar un médico.
Fue una muerte muy sentida, y más como fue ella, porque era una ejemplar
señora, madre de numerosos hijos, a todos los cuales había criado con una
educación admirable.
INCENDIO DE UNAS
ANGARILLAS DE PAN
En el año 1932 cuando
repartía el pan por las calles de la Puebla, dos agitadores le incendian las
angarillas con el pan al panadero J. M., por motivos políticos y laborales.
DISPAROS A UN COSARIO
El 21 de junio de 1934 marchaba a Sevilla por
mercancías A. L. P., conductor del cosario de Miguel Vargas, que iba
diariamente a Sevilla. A este buen hombre le disparan varios tiros para
matarlo y no lo consiguen, pero a consecuencia de ellos pierde una pierna.
Extrañó mucho que a este hombre le hicieran esto, ya que se trataba de una
buena persona y no tenía ideas políticas.
EL ANÓNIMO DE
P…
Transcurría el año
1946. P… recibió un anónimo pidiéndole cierta cantidad de dinero, y le
indicaba dónde tenía que depositarlo. Se culpó de ello a unos muchachos
inocentes, siendo acusado injustamente un señor llamado C. L. O., de buena
posición, todo un buen hombre, trabajador, honrado e incapaz de hacer este
acto.
Llega a ésta la policía de Sevilla, y es detenido este hombre por pasar
casualmente su hijo por el lugar señalado para depositar el dinero. Es
trasladado a la cárcel de Sevilla y poco después es puesto en libertad
provisional gracias a su señora, que consigue que le den la libertad con sus
pasos por Sevilla, teniendo la desgracia de que, cuando esperaba el autocar
en la calle Oriente de Sevilla, para trasladarse a la Puebla, es atropellado
por un camión, falleciendo en el acto. También se decía que, como era un señor
de tanta vergüenza y respeto, temía regresar a la Puebla, y se tiró al paso
del camión para perder la vida.
UN ERROR FATAL
Era el día 24 de
octubre del año 1978, cuando G. J. T. venía de una discoteca de Marchena en
su coche particular. Casualmente, al esperar en la carretera de Marchena la Guardia Civil a un
delincuente que venía del pueblo vecino para detenerlo, pasa G. J. T., al que
no reconocen, y lo confunden y le dan el alto; éste parece que no se enteró o
creyera que fuera de broma, ya que era una persona muy conocida en el pueblo
y además muy amigo de los propios guardias. Le dispara la guardia civil al no
obedecer sus órdenes, falleciendo en el acto.
Su muerte fue muy sentida por tratarse de una buena persona.
EL PRIMER INCINERADO
EN LA PUEBLA
Éste era el joven de
19 años llamado H. T. E., nieto del que fuera jugador de fútbol. Este joven
tuvo una muerte ejemplar por la traidora enfermedad del cáncer: su abnegación
y resignación ante la próxima muerte fue ejemplar, teniendo siempre una
admirable conformidad ante el destino, y ya se veía en la otra vida: todo era
recomendaciones para sus padres. Les pedía que donasen sus órganos para otro
que los necesitara, que su familia no se enlutara por él, y que sus restos
fueran incinerados y las cenizas esparcidas en una conocida playa en la que
acostumbraban a pasar los veranos felizmente, como así se hizo.
APÉNDICE
A “LOS ACCIDENTES”
UNA IMPRUDENCIA
TRÁGICA
Era la mañana del 28 de septiembre de 1999, cuando
Antonio Torres Montesinos, conocido popularmente como “Antoñito el de la Tienda”, de 77
años, regresaba a su casa después de haber hecho varios recados y conversar
un rato con algunos amigos, como solía hacer casi todas las mañanas. Cuando
le faltaban unos pocos metros para entrar en su puerta, una furgoneta de
reparto de pan, en un infortunado acto de imprudencia del conductor al dar
marcha atrás, se subió bruscamente en la acera, derribando al suelo a
Antonio, golpeándose éste en la cabeza con el bordillo de la acera con tan
mala fortuna, que a pesar de la rapidez y dedicación con que le asistieron
los servicios de urgencia, todos los intentos de reanimarlo fueron inútiles,
expirando al poco rato en el mismo lugar del accidente.
Este suceso fue muy sentido en el pueblo, ya que debido al trato con el
público durante muchos años, Antoñito era una persona pacífica, querida y
respetada por todos, destacando por su sencillez, humildad y bondad de
carácter, y al que nunca se le conoció ni un solo enemigo.
Descanse en paz, Antonio Torres Montesinos.
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